En un lugar libre y grande

 


No recuerdo si mis padres me leían libros antes de dormir o en otros momentos. Y por eso, cuando era pequeña, los libros para mí eran desconocidos, los detestaba, para mí, eran aburridos… En primaria, cuando tocaba lectura, era lo más aburrido de las asignaturas, no me gustaba para nada, pero ahora, es todo lo contrario. Hay noches en que no puedo dormir y me pongo a leer novelas, y me gusta. Los libros son lo que busco cuando estoy libre o cuando necesito distraerme un poco… No sé, pero ellos son lo que necesito a veces, cuando estoy sin hacer nada. También porque me inspiran. Aunque tengas que pasar una semana o más solo para acabar el libro. También te hace pensar y es lo mejor cuando te quedas allí pensando cosas, y cuando no te gusta cómo ha acabado.

Hay algo que no me gusta. No me gusta leer en voz alta. Leo por mi cuenta, pero antes cuando tenía 10 años, más o menos, le leía a mi prima de 3 años. Le leía cuentos de hadas, de princesas o libros de 3 o 4 años… pero la lectura en grupo sí me gusta.


Cuando leo un libro, me hace sentir como si fuera yo la protagonista, a veces siento que tengo el papel y siento que me está ocurriendo eso a mi… es muy guay.
Y no sé, pero desde el momento en que me gustaron los libros, siempre he querido leer en un lugar libre y grande, donde nadie te pueda molestar.


El libro más antiguo que leí fue en primaria. Sin embargo, ya no me acuerdo nada de la historia del libro, pero sí que me acuerdo de que lo leí con una monitora y me gustó, ¡porque los libros que leía con ella eran fantásticos!
De todos los libros que he leído, el libro que más me ha gustado, que me ha impresionado hasta ahora, se titula “Amaranta”  Va de una joven rica, simpática, con sus padres con trabajo, y lo curioso es su nombre, Amaranta. Cumple 18 años y aun así sus padres no le dejaban tomar las decisiones por su cuenta y eso le atormentaba la vida. Y por las noches cuando se iba a dormir tenía unos sueños raros que ni ella podía explicarlos, una señora con vestido blanco que sabe su nombre, pero Amaranta no la conoce. Hasta que Amaranta conoció a una amiga y le explicó muchas historias pasadas, que para ella fueron difícil comprender… supo que la señora y ella tenían el mismo nombre porque... pero al final, con tanta historia que había, la novela acabó mejor de lo que pensaba.

Kim Clérigo

Comentarios

Entradas populares